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Antonio Plaza Urbina Twitter: antplaza |
Tras doce años en el poder, el Partido Acción Nacional no pudo refrendar un tercer mandato del Ejecutivo Federal y deberá entregar el gobierno a un priísmo más revitalizado que renovado. Ahora el PAN necesita saber perder. No en el sentido de si será capaz de entregar democráticamente el poder, como existía el temor de que no lo hiciera el PRI del 2000; tampoco si aceptará los resultados electorales como no ocurrió con el PRD del 2006. Su historia y talante democráticos dejan claro que, en ese sentido, el PAN sabe perder y, consistente con ello, en voz de Josefina, reconoció generosa y oportunamente su derrota.
Sin embargo, es ahora donde el panismo tendrá que sacar la casta y demostrar que así como fue capaz de gobernar bien sabrá reestructurarse para ser una oposición responsable que evite la restauración de un sistema autoritario en México.
Acción Nacional nace como oposición y desde ahí ha empujado grandes transformaciones para México. El PAN es un caso único de longevidad y tesón democrático en un entorno de autoritarismo y cooptación de los adversarios al que nunca sucumbió y que además está plasmado con orgullo y elegancia en todos sus documentos históricos y en los más celebres discursos de sus próceres: "nosotros no sacrificamos el destino a la anécdota", sentenció Efraín González Luna.
Durante el autoritarismo del Siglo XX no quedan dudas de la capacidad del PAN de sobrevivir y crecer, de competir cada vez mejor hasta concretar la alternancia. La duda viene ahora que hemos quedado en tercer lugar a pesar de doce años al frente del poder del Ejecutivo Federal, de tener bancadas grandes en el Legislativo y de gobernar varios estados y municipios. La historia reciente de Acción Nacional no acredita su capacidad de recuperar los espacios perdidos, como ha ocurrido con las gubernaturas de Chihuahua, Nuevo León y Yucatán que tras haber sido gobernados un sólo periodo por el PAN regresaron a manos del PRI que las ha refrendado ya dos veces.
Por ello la dirigencia formal, los panistas en el gobierno y los numerosos liderazgos del partido deben de inmediato asumir la tarea de hacer un balance de la derrota, que no se convierta en una nueva disputa ahora por la distribución de las culpas, sino en un ejercicio serio que permita recuperar la confianza de los ciudadanos y reconstruir sus estructuras y capacidades, defender los logros de sus doce años de gobierno, hacer valer como oposición su visión de país y constituir un contrapeso efectivo al PRI evitando una restauración autoritaria. Me permito subrayar que la humildad será virtud esencial en este proceso difícil pero indispensable.
Evitar la restauración de un sistema autoritario en México será una tarea histórica equiparable a la de haber alcanzado la transición democrática. El PAN con su historia, sus credenciales democráticas y los importantes logros sociales así como el intenso combate a la delincuencia en estos doce años es el partido mejor preparado para ser la oposición responsable y democrática que el país requiere, siempre y cuando sea capaz de superar el trauma de la derrota, apelar a su mejor tradición democrática y aprovechar sus múltiples capacidades.
Hoy más que nunca con un PRI, que a pesar de no acreditar que ha dejado atrás su pasado autoritario y se ha reinstalado en la Presidencia, México necesita de un partido demócrata, con experiencia de gobierno, con proyecto de futuro, con valores humanistas que defienda la libertad y procure la prosperidad de los mexicanos. Más que nunca México cuenta con que Acción Nacional no abandone el ideal de la "patria ordenada y generosa" y sea capaz de resurgir para hacerla realidad.
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