lunes, 30 de julio de 2012

“La apuesta de la vida”

Por Falcón.

“La vida es como un palenque”, recuerdo haber leído en la presentación de una revista, en su primer número. Se me grabó muy adentro en la memoria. Un palenque, en el ámbito campirano del que yo vengo es una batalla a muerte entre 2 gallos. Se zanjan uno a otro sendas aberturas en el pecho, patas, cuello y piernas, gotas de sangre manan de ellas a gran presión, aún caliente, aún con vida. Así a chorros, y así por la irremediable herida, se les va la vida. A uno de los dos en el palenque, derrotado, olvidado por su dueño, tirado a la basura; al otro, al que gana, gloria, fajas de billetes, tequila, whisky, chicas guapas, ilusos falsos magnates, lo alaban, vitorean. Las herida ahí están pero la gloria indolora.

La vida es una partida de ajedrez, una sopa en dominó, una carrera, un tapado, una ruleta, un volado. Has venido a esta vida a apostar, a jugar, a invertir, a soñar. Esta vida es un combate, puede tomar muchos papeles en la obra, escoger entre varios personajes. Yo quiero ser protagonista, antagónico, pasajero, sea cual sea, pero siempre crucial en la historia, trascendental en el desarrollo de la obra, de peso, que deje huella, y que tome lo mejor de cada lugar y situación por la que pasó.

Una vez una señora me consultó muy desesperada porque su hijo tenía un grupo de amigos a los que acusaban de varias fechorías de adolescentes, le pregunté si su hijo era de los autores intelectuales de las maldades, de los que proponían los planes, de los ocurrentes, de los osados, de los más pillos, de los más vagos, y me dijo al instante: -“¡claro que no!, mi hijo sólo los acompaña”. Le dije desilusionado al momento: -regañe a su hijo, y dígale que si está convencido de estar en ese grupo, que sea de los líderes, que si va a ser uno más de la bola que mejor se meta a su casa.

No digo con esto que seamos pillos o granujas, sino que meditemos nuestras acciones, si juzgamos que conviene realizarlas, ¡adelante!, sino mejor no hacer nada. Debemos de apostar a al que consideramos el ganador, al que con razones y corazones nos convence más. Escoge el trabajo que más te guste, compra la camisa que mejor te siente, oye la música que más te lata, lee el libro que más te apasione… La vida es un palenque: pelea por tu felicidad, combate por la alegría, canta como el vencedor, muere satisfecho en el intento y así no importa que hayas perdido.

viernes, 27 de julio de 2012

El PAN debe ser la oposición que evite la restauración del autoritarismo

Antonio Plaza Urbina
Twitter: antplaza
Tras doce años en el poder, el Partido Acción Nacional no pudo refrendar un tercer mandato del Ejecutivo Federal y deberá entregar el gobierno a un priísmo más revitalizado que renovado. Ahora el PAN necesita saber perder. No en el sentido de si será capaz de entregar democráticamente el poder, como existía el temor de que no lo hiciera el PRI del 2000; tampoco si aceptará los resultados electorales como no ocurrió con el PRD del 2006. Su historia y talante democráticos dejan claro que, en ese sentido, el PAN sabe perder y, consistente con ello, en voz de Josefina, reconoció generosa y oportunamente su derrota.

 Sin embargo, es ahora donde el panismo tendrá que sacar la casta y demostrar que así como fue capaz de gobernar bien sabrá reestructurarse para ser una oposición responsable que evite  la restauración de un sistema autoritario en México.

 Acción Nacional nace como  oposición y desde ahí ha empujado grandes transformaciones para México. El PAN es un caso único de longevidad y tesón democrático en un entorno de autoritarismo y cooptación de los adversarios al que nunca sucumbió y que además está plasmado con orgullo y elegancia en todos sus documentos históricos y en los más celebres discursos de sus próceres: "nosotros no sacrificamos el destino a la anécdota", sentenció Efraín González Luna.

 Durante el autoritarismo del Siglo XX no quedan dudas de la capacidad del PAN de sobrevivir y crecer, de competir cada vez mejor hasta concretar la alternancia. La duda viene ahora que hemos quedado en tercer lugar a pesar de doce años al frente del poder del Ejecutivo Federal, de tener bancadas  grandes en el Legislativo y de gobernar varios estados y municipios. La historia reciente de Acción Nacional no acredita su capacidad de recuperar los espacios perdidos, como ha ocurrido con las gubernaturas de Chihuahua, Nuevo León y Yucatán que tras haber sido gobernados un sólo periodo por el PAN regresaron a manos del PRI que las ha refrendado ya dos veces.

 Por ello la dirigencia formal, los panistas en el gobierno y los numerosos liderazgos del partido deben de inmediato asumir la tarea de hacer un balance de la derrota, que no se convierta en una nueva disputa ahora por la distribución de las culpas, sino en un ejercicio serio que permita recuperar la confianza de los ciudadanos y reconstruir sus estructuras y capacidades, defender los logros de sus doce años de gobierno, hacer valer como oposición su visión de país y constituir un contrapeso efectivo al PRI evitando una restauración autoritaria. Me permito subrayar que la humildad será virtud esencial en este proceso difícil pero indispensable.

 Evitar la restauración de un sistema autoritario en México será una tarea histórica equiparable a la de haber alcanzado la transición democrática. El PAN con su historia, sus credenciales democráticas y los importantes logros sociales así como el intenso combate a la delincuencia en estos doce años es el partido mejor preparado para ser la oposición responsable y democrática que el país requiere, siempre y cuando sea capaz de superar el trauma de la derrota, apelar a su mejor tradición democrática y aprovechar sus múltiples capacidades.

 Hoy más que nunca con un PRI, que a pesar de no acreditar que ha dejado atrás su pasado autoritario y se ha reinstalado en la Presidencia, México necesita de un partido demócrata, con experiencia de gobierno, con proyecto de futuro, con valores humanistas que defienda la libertad y procure la prosperidad de los mexicanos. Más que nunca México cuenta con que Acción Nacional no abandone el ideal de la "patria ordenada y generosa" y sea capaz de resurgir para hacerla realidad.

Llovía

“dicen que murió de frío…”
La Niña de Guatemala.  José Martí

Por Falcón.
Ayer cayó la primera tromba de la temporada, pero eso de que fue la primera es sólo un decir. Aquí llovía desde hace más de un mes. Hace tiempo mis huaraches llevaban debajo una plasta chiclosa, incómoda, grisácea. ¿Has tenido esa sensación?, con ganas de tener una rozadera en la mano para limpiar de las suelas aquel impedimento, aquel lastre, ese freno. Pero la verdad, ¡no tiene sentido!, apenas logras dar unos dos o tres pasos las plasta es la misma, otra vez aquella horrible sensación, otra vez pisar el mismo suelo, la misma tierra, el mismo barro que creías haber dejado atrás. Estaba en la cama, ya llovía adentro mucho antes de que mi patio recibieras las primeras gotas, pero hacía mucho calor, ¿porqué no llueve cuando ya está haciendo frío? Así las lágrimas, perdón, así la lluvia no calaría tanto, así lo frío de las gotas caería en lo gélido del ambiente y todo sería diferente, mejor. ¡Pero no! Maldita lluvia, cae cuando abraza el calor, cuando abrasa el calor con sus leños duros que no se consumen, pero calcinan el alma, y aunque aquello de la tormenta cargada de calma pareciera benéfico, extinto el calor después de la tormenta, aquello queda lodoso, -pegajoso es el recuerdo-, aquello, lo de atrás, lo de antes, lo llevas pegado a ti.
Llovía, las ventanas estaban abiertas, quería aire llegó lluvia. Me mojó las mejillas, y hasta tuve escurrimiento nasal pero no era por el frío, después lo dijo el doctor. Llovía dentro donde menos pensaba, yo aposté que nunca llovería así, yo juraba que nunca llovería en mí. Por la mañana abrí la puerta queriendo sacar el calor, queriendo sacar todo con la escoba, con el trapeador. Me cepillé los dientes, me lavé la cara, me vestí. Salí rumbo a la oficina, todos con sus abrigos, bufandas y yo con mi ropa de verano. ¿En qué mes estamos? ¿qué no es Julio? No sé en qué mes están ellos, yo sigo en los primeros calores de final de primavera, pero en mi jardín no hay flores, no hay clarines, no hay cenzontles, solo escarcha, rocío, hielo. ¿Y el calor porqué sigue aquí? ¿porqué sigue lloviendo en mi desierto? y el calor no se va, aún sigue en mí, aunque por fuera esté empapado, aunque lleve más de 8 días resfriado, sigo en tu desierto.
Ya llegó la tarde, de nuevo han puesto sito tus nubes a mi cielo, están agazapadas esperando un descuido, un titubeo, un tropiezo. El gris que rayaba en albo se torna revolcado, oscuro, con rojos veneros que contrastan con la noche y se asemejan a mi infierno, a este infierno que arrasó con el Paraíso primigenio, con los dulces fríos de Enero. Unos abren paraguas ante las primeras gotas, otros corren a los portales, en el atrio ya no hay palomas. Todos se resguardan de la lluvia, y yo, yo quiero ser presa, laguna, jagüey que capte el agua, que contenga el río, para darle calma a esta angustia a este hastío. Sigo dando vueltas a la plaza, sigo saludando cordialmente a los que se burlan de mí a la distancia, a los que no se han mojado y yo camino por el centro de la plaza, como si fuera domingo, como si fueras conmigo.
La lluvia no cesa, todos se han ido, al ver que la lluvia sería de toda la noche tomaron sus bicicletas, su coche, el camino. Todos se han ido. Yo doy la última vuelta, tomo la acera izquierda, saco mis llaves, abro la puerta, sin más me meto a la cama, no quiero saber nada, quiero dormir, otro día será mañana, espero mañana sea mejor.
-Murió de hipotermia.
 Eso sentenció el doctor. Tu que leíste esto y yo que mal lo escribí, sabemos que no fue así.

miércoles, 25 de julio de 2012

Pininos de mi falconcillo

Por Falcón.

Buscaba mi cuaderno azul para apuntalar una ilusión. Estaba en la playa. Llevé mi guitarra y sabía que en mi maleta también había dispuesto mi “cuaderno azul”, el de tantas batallas, de que no tiene amarras, el de palomas y borrones, el vale mucho más de lo que cuenta. Tomé la pluma, lo habría al azar y encontré este escrito. No era mi letra, era de uno de mis falconcillos, lo leí y vi oportuno transcribirlo, su primer escrito de amor, su primer amor que ha descrito, su Nochebuena con beso, un beso que hasta la noche más triste la hace mejor, la hace buena.

Beso de Nochebuena

Esa tarde de invierno, Esteban había lavado su camioneta, se puso su mejor traje, se preparaba para salir en busca de su ex-novia, pensó que ya había llegado el momento de buscar una segunda oportunidad. Se puso en marcha y arrancó con una gran sonrisa. Cuando llegó con sus amigos todos notaron esa felicidad que después de mucho tiempo no habían visto en el. Compro un café, busco la mejor banca y se dispuso a esperar el momento en el que la vería pasar frente a él. No hacía otra cosa más que voltear a su alrededor, poco a poco el vaso fue quedando vacio,  la noche caía y así mismo la esperanza de Esteban se perdía, no la vería.

Esteban regreso la tarde siguiente esperando tener suerte, pero esta vez, algo fue diferente, su mirada se cruzo con la de una bella chica, fueron segundos de ilusión,  ahora a quien esperaba ver era a esa mujer misteriosa, pasaron los minutos y ella no volvió. Esteban regreso a su casa pero ahora no dejaba de pensar en esa linda mirada, quería saberlo todo: quién era, cómo se llamaba…

Toda la noche no dejo de pensar en ella, se preguntaba si la volvería a ver.
Valentina, el nombre que para Esteban aun era misterioso, era una joven estudiosa y hogareña, siempre se la pasaba hablando de la escuela y sus tareas, solo en algunas ocasiones salía a tomar un agua fresca con sus amigos, pero al instante en que el vaso quedaba vacío regresaba a casa a seguir con sus labores. En cambio Esteban poco estaba en casa, no perdía oportunidad para sentir la adrenalina al volante de su aun respondona F-100  79.

En uno de esos días en que Esteban se preguntaba por ella, la vio pasar frente a él, era su oportunidad, tenía que animarse, corrió hacia ella, se detuvo y quedó paralizado, ella sólo sonrió y esperó a que él hablara, así fue y sólo dijo –Me gustaría saber ¿cuál es tu nombre?-, ella le respondió –Valentina, ¿y el tuyo?-. Él nunca se imagino escuchar su voz, pasmado de la emoción y después de unos segundos contestó –El mío es Esteban-. Valentina al escuchar esto dio media vuelta y se fue. “Valentina y Esteban” qué combinación tan perfecta pensó, ahora sólo quería volverla a ver, quería charlar con ella, estar  siempre a su lado.

Estaba por llegar navidad y Esteban no había vuelto a saber de Valentina, el había salido a comprar el regalo, ya se estaba preparando, al llegar a la caja, la vio formada,  parecía que el destino estaba a su favor, la saludó y empezó a platicar con ella, les cobraron y salieron juntos de la tienda, la acompañó hasta el parabus,  pero antes de subir quedaron en verse para noche buena en esa misma tienda, ya que ella iría a comprar el pavo para la cena.

Esteban contaba los días, ya la quería ver, no dejaba de pensar que pasaría, aunque sabía que sólo sería por unos minutos porque ella tendría que regresar con su familia. Llego 24 de diciembre, el día de la tan esperada cita, ambos llegaron puntuales, aunque solo se habían visto en dos ocasiones, parecían estar enamorados, charlaron un momento, después se miraron fijamente y poco a poco sus miradas se iban juntando, al igual que sus labios, no pudieron controlar ese sentimiento, y el mejor recuerdo de noche buena quedo plasmado en un beso.

La próxima semana les contaré de la playa, del mar y las olas que guardé en el "cuaderno azul". Buena semana mis fieles lectores.